Respecto del granado, traigo a colación algunas aportaciones realizadas en el antiguo "Foro románico", referentes a la portada de Echano, en la que los elementos que bordean esculpidos la última arquivolta externa, visualmente recuerdan al fruto sagrado -la granada-, que igualmente daría significado a la portada de San Pedro ad Vincula, al quedar identificada como la entrada de la Puerta del Paraíso.
El granado estaba considerado también por los árabes como uno de los árboles del Paraíso conforme a referencias coránicas y las tradiciones del profeta Muhammad o Mahoma, nos hace recordar que el galés Robert de Ketton junto a Hermann de Carinthia, se encuentran traduciendo el Corán en un lugar indeterminado del Ebro, donde reciben la visita de Pedro el Venerable hacia 1141 o 1143.
La musicalidad que aparéntemente escenifican los personajes celebrando la elección del mejor bardo durante un Lugnasad celta, fue tratado así por al Grupo de investigación
AILBE, de
Círculo Románico, que les llevaría a describirlo como un sincretismo de la iglesia cristiano céltica del pasaje de los ancianos del apocalípsis, en un artículo publicado en el capítulo correspondiente de la ueb, bajo el título
'Echano, Triple lección cosmogónica'.
Respecto del granado, recopilé la siguiente información del foro citado:
Eadan escribió:
Todas las fuentes consultadas situan al granado, como originario de Oriente Medio; no dudan en calificarle como un árbol que precisa pocos cuidados, lo que debió facilitar en la antigüedad su cultivo, junto a la utilidad decorativa que proporcionaba el vistoso color de sus flores. La piel dura y gruesa de su fruto, evitando la desecación y preservando la ardiente apariencia de sus jugosas semillas, son parte de las características que hicieron ser a la granada, muy apreciada por los pueblos nómadas que podían transportarla a través de largos recorridos. Desde hace al menos 5000 años en Asia occidental, se sabía del cultivo de la granada; tambíen se encontraba en los Jardines Pensiles de Babilonia y es fácilmente reconocible en los bajorrelieves de los templos egipcios. Los habitantes del Nilo -desde antiguo- preparaban con su jugo un vino ligero, almibarado sabor entre dulce y ácido, que unido a su vistoso colorido, debía desencadenar una mágica y refrescante invocación de los poderes de la sexualidad, cuyo efecto de seducción parece ser recogido por lo escrito entre diversos rituales propuestos para alcanzar la inmortalidad. Aún en nuestros días este jugo fresco de la fruta sigue siendo muy popular en El Cairo. Según la mitología griega, el primer granado fue plantado por Afrodita, la diosa griega del amor y de la belleza, mientras que el dios del infierno Hades, le ofreció su fruto a la bella Perséfone para seducirla.

Punica –el nombre del género-, procede de Fenicia y a que fueron los cartagineses los activos difusores de su cultivo, introduciendo el granado en toda la zona mediterránea hacia los siglos III y II a. C durante las conocidas guerras contra Roma; por el contrario, el nombre de la especie -granatum-, deriva del adjetivo del Latín granatus, que significa 'con granos'. Es relativamente fácil descubrir su huella en numerosos documentos de la antigüedad, pues a aquellas propiedades mágicas se unían las medicinales; baste leer a Hipócrates recomendando el jugo de la granada contra la fiebre y como fortificante frente a la enfermedad. Otros muchos pueblos –incluido el Celta- han visto en la granada un símbolo de amor, de fertilidad y de prosperidad.
La Biblia cita en numerosas ocasiones a este fruto, y tal vez aquella antigua referencia a la inmortalidad, llegase a convertir a la granada en una dura competencia por su contínua evocación concupiscente hacia el amor, la pasión y el deseo. La manzana, coincidente en estos determinantes, sufriría su posterior calificación como aglutinadora de estos sentimientos equívocos e innecesarios para los habitantes del Edén. Las mismas cualidades que glorificaban a ambas frutas para las diferentes culturas paganas, condenarían definitivamente a la manzana.
Aún así, tendremos que buscar referentes entre los frutos de los veintidós árboles bíblicos y no nos sería difícil de entender, por qué los antiguos le concedieron dones a cada uno de sus frutos.. la granada, el dátil, pistacho, higo, almendra, aceituna, nuez, la manzana, ...
Entre otras especies, la granada es mi elegida como “Fruta del Paraíso”, aquella que jugosamente evoca lo fugaz de nuestra existencia al compararla con el dulce devenir del deseo eterno.