
Si trasladamos ahora nuestra atención sobre el 'león' central que describe para este capitel, el fichero pdf del Excmo. Ayuntamiento de Zamora, observamos algunas características poco usuales de tal animal, como son las orejas -más propias de un perro-, la ausencia de melena alrededor de su cuello o las marcas espirales que envuelven su piel, incertidumbres suficientes que me han procurado encontrar una vieja leyenda, en la que algunos aspectos son coincidentes con el simbolismo propuesto por el artista en esta escultura, la relativa al fin del mundo en la mitología nórdica, y que según
ENCYCLOPEDIA MYTHICA, discurrirá de esta manera:
Fenrir (o Fenris) es un monstruo gigantesco y terrible con forma de lobo. Es el hijo mayor de Loki y la giganta Angrboda.
Los dioses se enteraron de una profecía que decía que el lobo y su familia un día serían responsables de la destrucción del mundo. Atraparon al lobo y lo encerraron en una jaula, en la que sólo el dios de la guerra,
Tyr, se atreverá a entrar para alimentar y cuidar al recién nacido.
Los dioses vieron un día cómo había crecido y decidieron hacerlo inofensivo, encadenándole cuando todavía era cachorro, pensando que así nada tendrían que temer en un futuro. Sin embargo, ninguno de aquellos dioses tenía el valor suficiente para enfrentarse con el lobo gigante y en su lugar, trataron de engañarlo, convenciendo a Fenrir de que era un lobo débil, pues nunca podría liberarse -le dijeron- si estaba encadenado. Fenrir aceptó el reto y dejó que los dioses le encadenaran. Desafortunadamente para ellos, el lobo estaba tan inmensamente fuerte, que logró romper los enormes grilletes de hierro como si fueran telas de araña.
Después de eso, los dioses sólo veían una alternativa, atar a Fenir con una cadena mágica. Entonces ordenaron a los enanos hacerla tan fuerte como fuese posible para sostener al lobo. El resultado fue una suave y delgada cinta:
Gleipnir, que a pesar de lo que su tamaño y apariencia podría sugerir, era increíblemente fuerte. La cinta había sido creada con seis elementos extraños: la huella de un gato, las raíces de una montaña, barba de mujer, la respiración de los peces, los tendones de un oso, y la saliva de un pájaro.
Nuevamente los dioses trataron de engañar al lobo, sólo que esta vez Fenrir se mostró menos dispuesto a mostrar su fuerza. Observó la frágil y endeleble cinta mágica y dijo que no era significativamente importante para su orgullo romper esa cadena tan débil; no obstante, eventualmente estuvo de acuerdo, pensando que de otra manera su fuerza y su valor serían puestos en duda. Ante la sospecha de traición sin embargo, a su vez pidió a los dioses una muestra de buena voluntad, consistente en que
uno de ellos tenía que poner una mano entre sus mandíbulas. Los dioses no estaban demasiado dispuestos a hacerlo, sabiendo lo que podían esperar, pero ante la gravedad de sus temores, el dios
Tyr se mostró de acuerdo y los dioses encadenaron al lobo con Gleipnir. Atado de esta manera cualquier esfuerzo que Fenrir realizara, le era imposible liberarse de la delgada cinta y en venganza, mordió la mano de Tyr. Estando muy satisfechos de sí mismos, los dioses se llevaron a Fenrir y lo terminaron de encadenar a una roca llamada Gioll, emplazada en una cueva a una milla por debajo de la tierra, poniendo una espada entre sus mandíbulas para evitar que pudiera morder.

En el día de Ragnarok, Fenrir romperá sus cadenas y se unirá a los gigantes en su batalla contra los dioses; buscará a Odín y lo devorará. Vidar, el hijo de Odín, vengará a su padre matando al lobo y entonces vendrá el fin del mundo.
